Arturo Zaldívar Defiende a el Poder Judicial ante Dichos de AMLO

Un legado de integridad y autonomía

La postura de Arturo Zaldívar

Arturo Zaldívar, exministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha declarado que nunca ha interactuado con jueces o magistrados para influir en sus decisiones. Esta afirmación surge en respuesta a los comentarios recientes del presidente Andrés Manuel López Obrador.


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Autonomía del Poder Judicial

Zaldívar ha enfatizado su compromiso con la autonomía del Poder Judicial. A pesar de las afirmaciones de López Obrador de que el expresidente de la Suprema Corte “le ayudaba”, Zaldívar insiste en que siempre defendió la independencia del Poder Judicial.

Entrevista con Ciro Gómez Leyva

En una entrevista con Ciro Gómez Leyva, Zaldívar reiteró que nunca ha hablado con ningún juez, jueza, magistrado o magistrada para proponerle, sugerirle, insinuarle y mucho menos instruirlos en determinado caso.

Un Poder Judicial fuerte e independiente

Zaldívar rechazó cualquier sugerencia de injerencia indebida en el Poder Judicial Federal durante su presidencia. Asegura que dejó un Poder Judicial fuerte, vigoroso, moderno e independiente.

Procesamiento de quejas del Gobierno

Además de defender al Poder Judicial, Zaldívar también procesó las quejas del Gobierno. Esta acción demuestra su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.

Comentarios de la Barra Mexicana de Abogados

En respuesta a los comentarios de la Barra Mexicana de Abogados, que criticó las presuntas injerencias del presidente López Obrador en el Poder Judicial, Zaldívar afirmó que no tienen ninguna autoridad moral.


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Política de cero tolerancia a la corrupción

Zaldívar aseguró que durante su presidencia se implementó una política de cero tolerancia a la corrupción. Esta medida refuerza su compromiso con la integridad y la justicia.

Todos los presidentes han negociado con la Corte, absolutamente todos, desde antes que Ernesto Zedillo y el priato del 94 disolviera y reestructurara, mediante un cisma de reformas, al Poder Judicial, cuando los tribunales no eran más que una extensión de los deseos del Poder Ejecutivo, hasta la nueva era del cabildeo y la presión política.