Vecinos alzan la voz en Condesa
La gentrificación fue señalada como una amenaza urgente en la Ciudad de México, tras la primera manifestación organizada en su contra. El Foro Lindbergh, en el corazón del Parque México, fue el punto de encuentro donde vecinos, adultos mayores y jóvenes se unieron para denunciar los efectos devastadores de este fenómeno urbano.
Precios impagables y pérdida de comunidad
Desde hace años, el costo de vida en colonias como Condesa, Roma o Coyoacán ha sido elevado de manera desproporcionada. Las rentas que antes se situaban entre 8 mil y 12 mil pesos, ahora superan los 20 mil, alcanzando incluso los 2,500 dólares mensuales en zonas más codiciadas. Estos precios son cubiertos, en gran medida, por nómadas digitales y extranjeros que perciben sueldos en divisas extranjeras.
Este proceso ha sido denunciado por los vecinos, quienes han sido desplazados por la llegada masiva de residentes temporales. Negocios locales tradicionales han cerrado, mientras que cafés de cadena, coworkings y hospedajes tipo Airbnb ocupan sus espacios.
Testimonios que revelan una crisis
“Ya no tenemos vecinos”, expresó Raquel Nava, residente de 82 años. Junto a otros manifestantes, compartió cómo el tejido social se ha roto. Jóvenes profesionistas también se sumaron a la protesta, relatando que ni con un sueldo formal pueden acceder a una vivienda digna.
Según cifras oficiales, en los últimos 16 años, el costo de la vivienda ha crecido ocho veces más que el salario mínimo. Esta disparidad ha obligado a miles de familias a migrar hacia la periferia.
Un fenómeno global con impacto local
El término fue acuñado en 1964 por la socióloga Ruth Glass, pero hoy, la gentrificación afecta a múltiples ciudades mexicanas, como Guadalajara y Monterrey. En la capital, la colonia Roma perdió más del 50% de sus negocios tradicionales entre 2020 y 2024.
“Se está perdiendo el sabor de la colonia”, dijo un vecino que ha vivido toda su vida en Hipódromo Condesa. Papelerías, carnicerías y misceláneas han sido sustituidas por negocios dirigidos al turismo o a públicos de alto poder adquisitivo.
Una protesta pacífica empañada por la violencia
A pesar de que la manifestación comenzó de forma pacífica, algunos grupos causaron destrozos en cafeterías y comercios como Starbucks y Café Toscano. Se reportaron dos personas heridas y daños materiales.
La jefa de gobierno, Clara Brugada, condenó los actos violentos y los discursos xenófobos. Afirmó que, aunque la gentrificación es un problema real, la violencia no es una vía legítima para enfrentarlo.