inflación en México a la baja

Un repaso a los datos de la primera quincena de agosto

La inflación general se desaceleró por séptimo periodo consecutivo

La inflación es uno de los indicadores económicos más importantes, ya que mide el cambio en el nivel general de precios de los bienes y servicios que consumen los mexicanos.

Una inflación alta puede afectar el poder adquisitivo de la población y generar incertidumbre sobre el futuro.

En este artículo, te presentamos un análisis de los datos más recientes de la inflación en México, correspondientes a la primera quincena de agosto del 2021.

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Estos datos fueron publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el organismo encargado de medir la inflación a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).

Según el INEGI, la inflación general se desaceleró a 4.67 por ciento anual en la primera quincena de agosto, desde 4.78 por ciento al cierre de julio, con lo que ligó siete periodos desacelerándose.

Esto significa que los precios aumentaron menos que en el periodo anterior.

Sin embargo, el resultado fue ligeramente superior al esperado por el mercado, que anticipaba una tasa de 4.63 por ciento anual, según la encuesta más reciente de Citibanamex.

Además, la inflación se mantuvo por encima del rango objetivo del Banco de México, que es de 3 por ciento +/- 1 punto porcentual.

En su comparación quincenal, el INPC mostró un incremento de 0.32 por ciento, la más elevada desde la segunda quincena de enero de este año.

Esto se debió principalmente al aumento en los precios de algunos productos agropecuarios, como el jitomate, la cebolla y el limón.

La inflación subyacente moderó su ritmo, pero sigue siendo alta

La inflación subyacente es una medida que elimina los precios más volátiles, como los energéticos y los agropecuarios, y que da una mejor muestra del comportamiento de la inflación.

Esta medida es más relevante para las decisiones de política monetaria del Banco de México, que busca mantener la estabilidad del poder adquisitivo.

La inflación subyacente se ubicó en 6.21 por ciento anual en la primera quincena de agosto, con lo que sumó 13 quincenas desacelerándose y mejor a 6.24 por ciento previsto por los analistas.

El dato fue el menor desde la primera quincena de enero del año pasado.

Respecto a la quincena previa, la subyacente mostró una aceleración de 0.19 por ciento, desde el 0.09 por ciento del cierre de julio.

Esto se explica por el aumento en los precios de algunos servicios, como las colegiaturas y las tarifas aéreas.

Dentro de la inflación subyacente, se observó una tendencia clara a la baja en las mercancías, que anotaron una inflación anual de 7.06 por ciento anual con lo que ligó 15 quincenas a la baja.

Esto se debe a una menor presión por parte del tipo de cambio y a una mayor oferta de productos importados.

Por el contrario, los servicios se aceleraron a 5.19 por ciento anual, desde 5.18 por ciento en la segunda quincena de julio.

Esto se debe a una mayor demanda derivada de la reactivación económica y al efecto base de comparación con el año pasado, cuando muchos servicios se vieron afectados por la pandemia.

La inflación no subyacente rompió su racha deflacionaria

La inflación no subyacente es una medida que incluye los precios más volátiles, como los energéticos y los agropecuarios, y que refleja los choques temporales que afectan a la economía.

Esta medida es menos relevante para las decisiones de política monetaria del Banco de México, ya que no depende tanto de sus acciones.

La inflación no subyacente marcó una inflación de 0.13 por ciento anual en la primera quincena de agosto, dato que rompió una racha de tres quincenas con deflación.

Esto significa que los precios aumentaron después de haber disminuido en los periodos anteriores.

El repunte se debió a mayores presiones en los precios de los productos agropecuarios, que se aceleraron por segunda quincena al hilo y reportaron una inflación de 3.98 por ciento anual, siendo la más elevada desde la segunda quincena de mayo de este año.

Esto se debió a factores estacionales y climáticos que afectaron la oferta de algunos productos, como el jitomate, la cebolla y el limón.

En cambio, los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno tuvieron una deflación por décimo periodo consecutivo y en la primera quincena de agosto fue de 3.13 por ciento anual.

Esto se debió a una menor cotización internacional del petróleo y a una mayor generación de energía eléctrica con fuentes renovables.

En el desglose, los energéticos reportaron una deflación de 6.67 por ciento anual, ligando 11 quincenas con datos negativos, mientras que las tarifas del gobierno marcaron una inflación de 5.35 por ciento anual.