Recordando la última nevada en la capital
Un fenómeno poco común
La nevada en la Ciudad de México es un evento raro pero no imposible. Aunque ha habido varias ocasiones en las que la capital del país se ha cubierto de blanco, la última vez que esto ocurrió fue hace más de medio siglo.
La última nevada en la Ciudad de México
Es probable que conozcas a alguien que pueda contarte sobre la ocasión en que la Ciudad de México se llenó de nieve. Este evento ocurrió en la madrugada del 11 de enero de 1967, ¡hace ya casi 56 años! La mañana de ese día, los habitantes de la capital se despertaron para descubrir que la avenida Paseo de la Reforma y lugares emblemáticos como el Ángel de la Independencia estaban cubiertos de nieve.
El inicio de la nevada
Según los informes de Conagua y el Gobierno Federal, las nevadas en la capital comenzaron el 9 de enero de 1967 en el norte del país, pero fue dos días después cuando llegaron a la capital. El reporte meteorológico de ese día indica que la nevada comenzó a las dos de la madrugada, cubriendo la popular glorieta del Ángel. En aquel entonces, la nieve alcanzó hasta ocho centímetros de espesor, llegando también a puntos emblemáticos de la ciudad, como Chapultepec o el Zócalo capitalino.
Las consecuencias de la nevada
No todo fue diversión y juegos durante este evento. Se reportaron fallas en las líneas telefónicas y en el servicio de luz, además de automovilistas varados en los principales accesos carreteros a la capital. Antes de este evento, la nevada anterior había sido en marzo de 1940, cuando algunas zonas, especialmente en el sur de la capital, tuvieron un espesor de 4 centímetros.
Un recuerdo inolvidable
A pesar de las dificultades, este evento es recordado con cariño por muchos habitantes de la ciudad. Personalidades como Silvia Pinal y Enrique Guzmán tuvieron la oportunidad de disfrutar y jugar con la nieve, un evento que no se ha repetido en más de medio siglo. Aunque la nevada en la Ciudad de México es un fenómeno raro, es un recordatorio de que la naturaleza siempre puede sorprendernos.